El Feng Shui es una ciencia milenaria que se desarrolló en China y que aún hoy permanece, cobrando cada vez más importancia en el mundo occidental ya que posee múltiples beneficios curativos a través de métodos no agresivos. Una de las herramientas que ayudan a equilibrar cuerpo y mente a través de esta terapia es el uso de los cristales (piedras preciosas y semi-preciosas). El Feng Shui tiene en cuenta tanto el aspecto físico de estos cristales (forma, color, dureza, composición) como el efecto terapéutico que puede producir en las personas, es decir, sus propiedades energéticas.
Según esta filosofía, los cristales se comportan como transmisores y receptores de energía. Cada clase tiene unas propiedades específicas para cada particularidad que requiera la persona, ya que el mundo de los cristales es el vínculo que existe entre el plano terrestre y el espiritual; los cristales emanan ciertas vibraciones que incitan al individuo a conectarse con ellos, armonizando el plano físico e intelectual y a su vez extendiendo este equilibrio al entorno que le rodea. El Feng Shui considera los cristales como parte del ser de la Madre Tierra, y debido a la forma violenta e irrespetuosa con la que a algunos de estos elementos se les ha arrancado de las entrañas de la misma, lo que promulga es que se les trate con el máximo cuidado, con delicadeza y positividad, como si de entes con vida propia se tratara.
El uso de los cristales ha de hacerse dependiendo del beneficio que queramos obtener de los mismos, sabiendo que para cada habitación de la casa o en la oficina debemos de utilizar uno determinado, ya que las canalizaciones serán diferentes. Por ejemplo, en el baño es aconsejable colocar un cristal de amatista, lo más grande posible; el color violeta de esta gema, es la canalización del nudo kármico, de ahí que se coloque en este lugar para su liberación mediante la purificación del cuerpo.
De otro lado, para poder controlar la contaminación que provocan las ondas electromagnéticas de los aparatos electrónicos, equipos informáticos y torres de electricidad, se debe colocar en estos lugares sodalita o cuarzo rosa. Esto deben hacerlo sobre todo las personas que trabajen muchas horas delante de un ordenador, potenciando el efecto del cuarzo rosa con el rubí. Para la cocina, despensa y comedor, es acertado colocar cuarzo blanco junto con sodalita. Con ello, se elimina cualquier tipo de contaminación (sea física o no) que pueda contener el alimento. También es bueno colocar en el lugar donde se almacene el agua que se utilice para beber cuarzo rosa, blanco y amatista, eliminando así las vibraciones negativas que pueda tener el líquido, que difieran de su propia naturaleza. Cuando un recién nacido llega a casa, su habitación estará llena de energía positiva si colocamos celestina en ella, así como el cuarzo rosa es muy efectiva para potenciar relaciones afectivas. La celestina es, asimismo, un cristal paliativo para los enfermos terminales o que arrastren una enfermedad crónica y larga.
Para que las piedras actúen con la mayor efectividad, hay que limpiarlas en noches de luna nueva, dejándolas en agua con sal durante veinticuatro horas y secándolas a continuación. Esto ha de hacerse cada mes, y sobre todo, hay que destinar cada una de ellas para el fin al que están dedicadas, si queremos aprovechar al máximo sus beneficios.