El cuerpo humano está constituido por células que se renuevan, en mayor o menor medida y frecuencia, desde las 48 horas hasta casi toda la vida (que es el caso de las neuronas). Por tanto, cada año se puede decir que casi todas las células del cuerpo se renuevan, aunque la velocidad de reemplazamiento depende mucho del material genético de cada persona, es decir, su ADN. Pero a veces, los agentes externos o el propio comportamiento de la persona, aceleran este ritmo de recambio, con lo que el envejecimiento se acelera, ya que, por ejemplo, se pierde flexibilidad, firmeza y luminosidad en la piel, dando paso a la aparición de las temidas arrugas.
Los elementos que más pueden oxidar nuestro cuerpo son agentes externos, como el tabaco, la contaminación ambiental, el sedentarismo y la mala alimentación. La oxidación es un proceso que sufren las células al reemplazarse, desprendiendo ciertos residuos que llamamos radicales libres. Si no eliminamos de forma constante y eficaz estos residuos, puede afectar al perfecto funcionamiento celular. Si se acumulan en el organismo pueden dar lugar a alteraciones en las membranas, e incluso en mayor medida, podrían dañar el material genético, derivándose en envejecimiento precoz e incluso lesiones tumorales o cancerígenas.
Aparte de los elementos externos anteriormente citados, hay que intentar evitar para prevenir el envejecimiento, las situaciones psicológicas inestables, como el estrés, nerviosismo, angustia o ansiedad. En cuanto a la alimentación, hay que procurar que ésta sea rica en frutas y verduras, disminuyendo las grasas y azúcares al máximo, así como el consumo de alcohol y tabaco, porque el individuo se verá expuesto a mayores probabilidades de tener alguna enfermedad cardiovascular. Tampoco es aconsejable la exposición al sol, ya que es uno de los principales causantes del envejecimiento de la piel, además de problemas cutáneos y dermatitis.
En el envejecimiento prematuro una de las primeras partes del cuerpo en resentirse son los músculos, ya que al unirse los factores anteriormente mencionados, las fibras musculares se deterioran, lo que da lugar a la pérdida de masa muscular y elasticidad, dando lugar a masa tendinosa que no tiene la misma resistencia ni elasticidad, lo que hace que el cuerpo poco a poco recurra a posturas poco recomendables, encorvándose sin remedio. Al igual que esto, sucede en el interior de las arterias, ya que las grasas se depositan poco a poco, lo que podría obstruirlas en el futuro.
Lo más importante para prevenir el envejecimiento es dotar al cuerpo de productos naturales, una alimentación equilibrada y sana, y sobre todo, hacer ejercicio, un medio inmejorable de eliminar toxinas. También se recomienda dormir un número mínimo de ocho horas diarias, ya que en el tiempo de descanso es cuando el cuerpo reduce al máximo la emisión de radicales libres, eliminando o neutralizando los que ya ha producido, por lo que la cura de sueño es uno de los métodos más eficaces y económicos para retrasar el envejecimiento.