Para que nuestra piel presente un bonito tono bronceado todo el año, tenemos varias opciones, entre ellas, tomar el sol ( lo que no siempre es posible en lugares donde las temperaturas no acompañan), los rayos uva o aplicarse autobronceadores en forma de crema.
En el caso del sol, donde todo el mundo suele broncearse en época estival, es importante tener la piel preparada a tales efectos, teniendo en cuenta ciertos factores como evitar , beber mucho agua para evitar una posible deshidratación, la renovación constante de la crema o protector solar (que debe tener un factor mínimo del 30), y sobre todo, no exponerse demasiadas horas seguidas. El protector solar es sumamente importante, ya que si no lo aplicamos bien, o prescindimos de su uso, puede dar lugar a serios problemas cutáneos posteriormente. Si el tipo de piel es sensible, preferiblemente debería aplicarse a partir del factor 50, o el llamado pantalla total, para evitar las rojeces y quemaduras. Hoy en día, hay incluso productos sinérgicos que, además de proteger la piel ante las agresiones solares, realizan otras tareas como prevenir el envejecimiento (solares antiarrugas) o disolver la grasa (solares anticelulíticos).
Por otra parte, bien porque el sol tenga efectos demasiado perniciosos sobre nuestra piel, porque ésta sea sensible o tenga problemas, o bien porque la época de tomar el sol haya pasado ya, podemos tener un bronceado perfecto en cualquier parte del año gracias a los productos autobronceadores, que se han perfeccionado en los últimos años. Para utilizar este tipo de productos, es imprescindible preparar la piel con un buen exfoliante, además de estar bien hidratada para que la aplicación del producto sea uniforme, eliminando las posibles células muertas. Eso sí, el proceso de bronceado no es el mismo que ocurre con el sol, ya que el autobronceador actúa sólo en la superficie de la epidermis, y no afecta a la producción de la melanina.
Es importante aplicar el producto con ligeros masajes, no insistiendo en zonas como codos o rodillas, donde tiende a acumularse, dejando un antiestético efecto. Las manos hay que lavarlas inmediatamente después de aplicar el producto para evitar que se bronceen de forma diferente al resto del cuerpo. El tiempo de exposición debe ser el mismo para todo el cuerpo, siendo alrededor de 20 minutos para vestirse sin temor a manchar la ropa. Se puede aplicar autobronceador pasadas tres horas si se quiere acentuar el efecto, y cada dos o tres días para mantener el color saludable.
En cuanto a los rayos uva, normalmente se acude a centros estéticos especializados donde hay cabinas de bronceado, si bien este método no es lo más recomendable, ya que acelera el fotoenvejecimiento de la piel. Aún así, hay personas que eligen los rayos uva porque es una forma fácil y rápida de broncearse. Hay que utilizar sin duda fotoprotección en estos casos, al igual que la exposición solar, y también gafas de protección para evitar daños en los ojos. No es recomendable para pieles muy claras ni sensibles, y siempre se deben respetar los tiempos de exposición indicados por los profesionales.