A pesar que la primavera esté asociada a positivismo, alegría, energía, alteración; muchas personas la reciben de forma inversa.
La astenia primaveral es un trastorno, que surge cuando llega el buen tiempo, y se caracteriza por un profundo cansancio, decaimiento, agotamiento y falta de energía, para realizar tanto actividades físicas como intelectuales.
Afecta a una de cada diez personas, es más frecuente en las mujeres que en los hombres y principalmente se da en edades comprendidas entre los 20 y los 50 años.
El trastorno no tiene unas causas claras, pero se cree que está ligado al cambio de clima y a como esto afecta al organismo de algunas personas. Algunos de los hábitos personales, pueden promover el desarrollo de este trastorno, como por ejemplo el elevado consumo de antibióticos y fármacos; los estados de ansiedad, estrés y presión; el sueño insuficiente; el sedentarismo y una alimentación incompleta o poco saludable.
Las manifestaciones del trastorno no aparecen en momentos de excesos de actividad, sino en aquellas actividades de nuestro día a día.
Las manifestaciones de la astenia primaveral, pueden ser de dos tipos: físicas y nerviosas; en la primera, los síntomas se manifiestan con cansancio corporal; y en la segunda, con cansancio mental.
Los síntomas de la astenia primaveral son leves y de corta duración, ya que suelen desaparecer al cabo de pocos días sin necesidad de tratamiento.
Las principales consecuencias de la astenia primaveral son: tristeza, irritabilidad, falta de apetito, tensión arterial baja, tono vital bajo, pérdida leve de memoria, pérdida de apetito sexual, dolor de cabeza, malestar general, cansancio y debilidad muscular.
Se puede afrontar con descanso, realizando ejercicios de relajación, haciendo ejercicio y comiendo alimentos energéticos.
La primavera, pero, no es la única época en que podemos padecer astenia primaveral. Como consecuencia de las alteraciones climáticas, hay otras estaciones que también pueden induïr a su aparición . La astenia otoñal es menos conocida por su menor incidencia; aunque también es probable que la astenia primaveral se haya popularizado más por el contraste que se produce entre el individuo cansado y decaído y un entorno que implica todo lo contrario.