Quiromasaje

El quiromasaje es un conjunto de técnicas masajísticas destinadas a tratar y corregir los problemas musculares derivados de tensiones, pérdida de tono muscular e incluso estrés. Se suele aplicar en conjunto con otras técnicas de tratamiento naturales, como pueden ser la homeopatía o la acupuntura, y tiene diversas aplicaciones que dependerán de la demanda del cliente y de los estudios que haya realizado el practicante, ya sean masajes antiestrés, deportivos, relajantes, terapéuticos…

Estas técnicas se estudian en escuelas especializadas; la forma de aplicarlas puede ser específica o mixta, combinando fricción, estiramiento, presión… El principal instrumento de trabajo son las manos, por ello se utilizan diversos productos para facilitar el masaje, como aceites, hidratantes o esencias. Esto nos ayuda a desentumecer músculos, desbloquear articulaciones, mejorar el drenaje de los fluidos dentro del cuerpo, ya sea la sangre o la retención de líquidos, lo que mejora el rendimiento en general del funcionamiento de los órganos. Aparte del bienestar físico, aporta gran estabilidad y equilibrio mental, lo que supone un gran beneficio para los problemas de estrés, estados carenciales o como forma de inducir al sueño para aquellas personas que sufren de insomnio.

El quiromasaje es, junto con balnearios y spas, una forma alternativa de cuidar de nuestra salud, que ha tenido gran demanda en los últimos años, cuando se ha querido volver a técnicas naturales tradicionales. Sin embargo, el quiromasaje ya existía hace siglos, como forma de cura de diversos males, como en Egipto, China, Asia o el imperio romano.

Además de los efectos que para la salud se han señalado anteriormente, también se advierte una mejora del aspecto externo en general, por lo que también se ha convertido en un ritual de belleza para algunas personas. Al movilizarse la piel, se provoca un efecto de arrastre de las células muertas, por lo que la piel queda más limpia de impurezas y tiende a presentar un mejor aspecto. También se pueden tratar problemas como la celulitis, porque se activan los depósitos de grasa para que se vayan desacumulando, y recuperar el tono muscular. Es muy efectivo también para simplemente vigorizar nuestro organismo, ante situaciones de gran esfuerzo o cansancio físico, como pueden ser entrenamientos y diversas actividades deportivas.

No está contraindicado para nadie, excepto para las embarazadas que se encuentre en avanzado estado de gestación o para personas con graves problemas cutáneos. Entre las principales aplicaciones que se pueden hacer en nuestro organismo destacan el tratamiento para el aparato circulatorio, el locomotor, digestivo, respiratorio, para problemas de reumatismo, cefaleas, postparto, a nivel deportivo, como neurosedante, anticelulítico, luxaciones, esguinces, lumbago, tortícolis, dolores musculares, tendinitis, espasmos musculares, escoliosis…las posibilidades son infinitas, por lo que en las academias de fisioterapia y masajistas no se para de investigar sobre estas técnicas, que, a pesar de ser milenarias, siguen vigentes con más fuerza que nunca.

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