La utilización de cosméticos para embellecer el rostro ha sido constante desde el principio de la historia de la humanidad. Los cosméticos siempre se han asociado con factores estéticos en mayor medida que con factores de salud; pero la tendencia actual es intentar aunar ambas cosas, consiguiendo que los productos de maquillaje o tratamientos de belleza sirvan al mismo tiempo para proteger y mejorar la salud de la piel. Siempre ha de tenerse en cuenta a la hora de elegir un cosmético el tipo de piel, la edad y las características físicas de cada persona.
La mayoría de consultas dermatológicas relacionadas con la belleza facial suelen ser bien porque no se ha aplicado el producto correcto dependiendo del tipo de piel de la paciente o bien porque no se han usado correctamente, como puede ser el exceso de producto o la ignorancia a la hora de retirarlo. A veces, un uso continuado de determinados cosméticos no adecuados pueden causar males en la piel, esto pasa a veces con el acné en las mujeres, que se agrava porque suelen utilizar demasiado maquillaje, lo que no deja respirar la piel y provoca que se taponen los poros (lo cual da lugar a más grasa). También se pueden producir reacciones en la piel como dermatitis, erupciones, prurito, escozor y sensibilidad en la piel.
Aun así, los cosméticos faciales no sólo pueden ser beneficiosos para la piel, sino que son fundamentales para su buena conservación; gracias al maquillaje se aportan elementos que suavizan la piel, principios activos para la regeneración de las células, agua para la hidratación y alimento como lípidos y vitaminas. Lo que hay que tener muy claro es la elección del producto siguiendo las indicaciones de los profesionales, que distinguirán el tipo de piel y su adecuado tratamiento.
Los cosméticos que se utilizan en el rostro son básicamente dos: las cremas faciales y el maquillaje. Las primeras son utilizadas por casi todo el mundo (incluyendo hombres), y a lo largo de toda la vida. Incluso en la niñez, ya debe empezar a incluirse en la rutina diaria, ya que los protectores solares son necesarios si se quieren evitar problemas en la madurez, como manchas e incluso cáncer de piel, así como arrugas prematuras. También es esencial la limpieza del cutis tanto por la mañana como por la noche, para evitar la acumulación de las células muertas, restos de polución, grasa, etc. Según la edad y el tipo de piel se irán utilizando determinados tipos de cremas, que en la juventud suelen ser más ligeras para evitar que el rostro se engrase, y a medida que la piel se hace más madura se utilizan cremas más untuosas para que los lípidos no se pierdan (y aparezcan las grietas y arrugas).
En cuanto al maquillaje, es un producto que depende en gran medida del poder adquisitivo de la persona, y además, la mayoría de las mujeres no sabe muy bien cuál elegir ni cómo usarlo. La moda también influye en la compra del maquillaje, ya que depende de la temporada se llevan más o menos cubrientes, con reflejos nacarados o mate. Lo importante es elegir aquel que se adecue al tipo de piel (fluido para secas y normales y compactos para pieles grasas), que sea hipoalergénico (para evitar reacciones adversas) y que dote de un aspecto saludable.